90. Sin razones para luchar
Lloro con intensidad, grito con desespero, hasta desgarrarme la garganta, mi vista está nublada a causa de las lágrimas calientes que se me escapan de los ojos sin control, una tras otra ...
"No por favor... sé que deje de hablarte hace tiempo, sé que desde hace años no te pido nada, pero por favor ayúdame"
Con el rostro lleno de lágrimas levanto la cabeza al techo, no quiero seguir viendo para abajo, un río de sangre corre por mis piernas, la sensación de esta con mi piel me está descontrolando, no puedo respirar bien, a pesar de mis gritos es como si pudiera escuchar con claridad como cae cada gota de sangre y crea un eco al golpear el suelo.
La puerta de la bodega se abre de golpe, aterrada busco con la mirada a Isa, pero es un hombre, agarra un banco y lo arrastra hasta donde estoy y se para en él para llegar a mí, sus ojos... son marrones de un color opaco, apagado, pero siempre que me miraban lograba encontrar una calidez en ellos que no tenía con nadie más.
— Doctor Gutiérre