—¿Qué fue lo que le has hecho, desgraciado? —le gritó Caleb a Milán en cuanto ingresó a la oficina preguntando con la mirada desorbitada.
—¿Qué podría haberle hecho? —cuestionó Milán el reclamo de Caleb—. Simplemente arreglamos nuestras diferencias y ella salió de la oficina en perfecto estado. —añadió Milán sabiendo que algo ocurría en ella luego de ese viaje al pasado.
Milán se acercó mas hacia ellos y llamó de inmediato a la unidad medica para que la trasladaran a una clínica cercana. Caleb no se apartó de ella un solo instante y sus pensamientos estaban siendo atormentados por lo que pudo haber provocado ese shock en ella luego de haber abandonado la oficina de Milán y la manera distinta, amorosa en la que se mostró minutos antes.
Milán los siguió en su auto hacia la clínica, la atención prehospitalaria no arrojaba resultados alentadores. ¡Rous no reaccionaba!
Caleb murmuraba con la mano en su alma. —¡Reacciona, amor por favor! Reacciona Rous, no me abandones en esta situación.
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