Rous estaba saliendo librada de aquella situación que le habría costado la vida, pero los antecedentes de David fueron su fortuna en el día que el destino reclamó la vida que en otro plano también había desaparecido.
—Hay que registrarla, jefe. —murmuro uno de los guardias que aun la observaba con desconfianza.
El ruso los observó con una mirada atemorizante y ordenó sin más. —¡He dicho que la dejen! —Rous quedó aliviada una vez mas y tras una breve pausa el ruso culminó por pronunciar—. Te llamaré cuando todo esto acabe, seguramente David te hizo sufrir y te debemos una recompensa mayor.
Rous asintió levemente y aun mostrando su desnudez que inspiraba lujuria y deseo en los hombres presentes. —No imagine que David llegara a estos extremos. —sollozo Rous y tras una larga pausa cargada de llanto y suspiros dijo finalmente—. David me había prometido hacerme parte del negocio. ¿Aun podríamos negociarlo?
El ruso ignoró esa ultima parte, no era un fiel creyente que las mujeres formaran par