A su espalda, escuchó los recipientes que colocaban en la mesa; mientras observaba las hojas del árbol moverse. La última parte del patio apenas se lograba ver. Sólo la cima de la pared del fondo quedaba descubierta. De pronto, un golpe lo sobresaltó. Los platos se rompieron produciendo un sonido crujiente al despedazarse. Rápidamente se volteó. Su madre estaba parada junto a la mesa, con la vista en el suelo y una mano cubriendo su boca. Pedazos de porcelana se esparcían en sus pies, junto a un bulto de alimentos calientes.
Teo se acercó - ¿qué pasó? - puso una mano en la espalda de su madre; en tanto le sujetaba el brazo que tenía elevado con la otra.
-Se resbaló de mis manos - se descubrió un poco la boca para luego volverla a cubrir.