El sonido se detuvo en la esquina. Luego se volvieron más débiles. Los pasos no eran ligeros como los de su madre, ni pesados como los de su padre. Ethan y Teo se miraron, hasta que la sombra se reflejó en la puerta. Teo se giró, esperando los toques; sin embargo, lo que llegó de afuera fue una voz - Teo… Teodoro - una ceja le crispó. Realmente no deseaba salir.
-Será un problema si entra - el susurro fue cerca de su oído; de tal manera que el aliento tibio le rozó la mejilla - ¿por qué no vas a ver qué necesita?.
Asintiendo, se levantó. La silla rozó el suelo produciendo un rechinido que retumbó en toda la habitación. Ethan también se paró - no te muevas, me desocuparé pronto - las intenciones de Ethan eran esconderse; pero despu&