Fue ahí donde Teo se dio cuenta de su error - seremos un estorbo en tu trabajo, ¿verdad?.
-tú no - señaló con la barbilla - sólo ellos.
Sin embargo, su conversación fue tan sutil que nadie más podía escucharlos. Teo guardó silencio y siguió caminando entre las sombras. Las luces de las casas estaban apagadas; incluso la pequeña vivienda de Ernesto se camuflaba en la oscuridad. En el barrio bajo, casi todas las casas eran iguales. Del mismo color y el mismo aspecto; al menos, así era a los ojos de Teo.
-Agáchate - escuchó el susurro. Ethan se movió a su espalda. Puso la mano en su cabeza y lo empujó.
Los chicos, no tan idiotas, imitaron la postura del m