-Estoy de acuerdo en eso - extendió la mano, cerrando el trato. Teo no pudo ni reprochar la decisión - es tarde, no lo haré perder más el tiempo. Haré llegar sus honorarios por la mañana.
-Gracias por su preocupación. Entonces me retiro - guardó sus cosas, se despidió de cada uno y se fue.
Enseguida, su padre se sentó en el sofá frente a ellos. Tenía una mirada fija; pero parecía haber culpa en sus ojos. Juntó las manos, luego, cerró los ojos por un largo tiempo. Cuando los volvió a abrir, habló lentamente - Cuando vi que estabas de nuevo con esos chicos, creí que ellos eran los incitadores para escaparte - sus cejas seguían más alzadas de lo normal.
Al escucharlo, su madre, a un l