Capítulo 38

Sin lugar a duda, esta noche buena no sería como muchos lo esperan; el abuelo Eugenio y todos en la mansión Mulder parecían estar en un entierro; la fiesta programada se canceló desde la noche anterior, las decoraciones fueron quitados por orden del señor Mulder entristeciendo a todos los empleados que se fueron a dormir temprano, mientras el patriarca seguía bebía en su despacho sin haber probado la cena.

En la pensión de Zoila, las cosas no eran del todo tan diferentes, las caras tristes reflejadas en todos los inquilinos del tercer piso estrujan su alma. Adela sufre culpándose por el encierro de Nicolás, más que por lo que se dice de ella. Mario vive un gran conflicto interno entre el entregar las evidencias que liberen a su rival o seguir callando y ver morir lentamente a la mujer que ama. Sus amigos también muestran desinterés&nb
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