—¿°Qué te dijo?
Me doy la vuelta cuando siento que Samuel también está dentro del despacho conmigo.
Es tan fácil de querer. Tan cómodo como respirar...sería tener una vida a su lado pero nuevamente los dos sabemos que eso no va a pasar.
Por más que de forma recurrente lo piense cuando le tengo delante, sé que no existe esa posibilidad.
—Mantente lejos de mi —inspiro y me doy la vuelta —. Varias veces te lo he dicho y no acabas de entenderlo. Yo no te convengo y lo sabes, Samuel.
Cuando voy a pasar por su lado me toma de la muñeca, pega nuestras mejillas a pesar de estar cada uno mirando en direcciones contrarias y se le notan las ganas que tiene de tocar más que esas partes de mi cuerpo. Le siento respirar fuerte contra mi y no puedo evitar hacerlo también.
—También sé que no soy indiferente a tí y no puedo negar que me gustaría esperar a que ese ruso cometa el error de sacarte de su vida.
—Eso no va a pasar, Samuel.
—Yo sé que sí que va a pasar.
—De ser así —le miro de soslayo —