Tuve que mantener muy bien mi fachada de Nicoletta. Hice un gran papel al no delatar mi identidad. Mirar a Claudio con indiferencia y fingir que era la primera vez que lo veía.
Aún así él no se dió por vencido y luego de que mi marido le recordara que mi supuesta gemela y yo éramos como gotas de agua, por lo tanto no es de extrañar que tuviéramos la misma voz, insistió en interrogarme a solas.
—Bueno, usted dirá —calco a la perfección el acento ruso.
La oficina en la que estamos no es más que el interior de una furgoneta de guardia policial. No sé qué se traerá pero está vigilando el club nuevamente. Me encantaría saber por qué si se supone que Samuel les colabora pero bueno, en mi nueva condición no puedo interceder. Nicoletta Moskav no tiene nada que ver con policías.
—No puedes decirme que no me conoces Nikky —prende un cigarrillo.
—Me llamo Nicoletta —insisto soltando un bufido.
—No mientas.
—No lo hago —sostengo.
Subo las manos hasta la mesa y entrelazo los dedos esperando que