Capítulo 90 — Estamos todos en la residencia Derby
El sol apenas asomaba entre las nubes matinales cuando Arturo y Esteban se presentaron en la residencia Derby. A pesar de la hora temprana, la actividad de la casa ya había comenzado: criados entrando y saliendo con bandejas, lacayos llevando correspondencia y el aroma a pan y café recién hecho invadiendo el recibidor.
El conde de Derby, siempre atento a sus visitas, salió a recibirlos personalmente. Vestía una chaqueta de caza sencilla, como si la jornada apenas estuviera por comenzar.
— Buenos días, queridos amigos —saludó con hospitalidad—. ¿Qué los trae por aquí a tan temprana hora?
Arturo dio un paso al frente, intentando controlar la tensión de su postura.
— Estamos de camino a la propiedad Ashbourne y decidimos pasar a saludar —respondió con naturalidad ensayada.
El conde arqueó una ceja con una comprensión demasiado evidente. Sabía perfectamente qué —o mejor dicho, quién— había motivado la aparición del marqués en su casa. Per