La cena está resultando de maravilla, después del anuncio fue clara la felicidad de la mayoría de los presentes, dejando en claro el pequeño porcentaje de excepción que marca mi suegra.
La comida llegó, la degustación comenzó y ninguna palabra escapó de los labios de mi suegra, quien se veía bastante ida en sus pensamientos, no trate de sacarle conversación, sería algo muy estúpido de mi parte, después de todo es ella la que nos está faltando el respeto a mi y a su hijo al no felicitarnos, algo tan fácil como soltar una sola palabra de su boca.
—¿Ya saben cuándo será?
—Si, dentro de unos cinco meses y medio. —mire a mi papá, quien asintió bastante convencido.
—Invitaré a unos cuantos amigos. ¿Te parece?
—¿Cuántos invitaras?
—Unos treinta, cuarenta si incluimos a esos que trabajan en mi área.
—¿Los otros treinta donde trabajan?
—En apartamentos dispersados, unos quince de ellos trabajan en el mismo departamento al que te estás postulando como ministra.
—Eso es bueno, así los voy conoc