Silvia

Samuel se desplazó hacia su propia silla, reflejando sus sesenta y tres años al sentarse lentamente, dejó caer el bastón a un lado, y dijo:

—Al menos dile a Xenois que también los invitaste a la cena familiar. Dale la oportunidad de prepararse, de hablar con Lumina y de que sepan a lo que se estarán enfrentando.

—De ninguna manera —me senté frente a él, inclinándome hacia adelante para insistir—. Si le digo que invité a Sophia y a su hijo, encontrará alguna excusa para retirarles la invitación. Dirá que no son parte de la familia, que es muy pronto, demasiado complicado, o cualquier otra cosa. Escogerá la opción de menor resistencia, como siempre hace.

—Quizás porque conoce mejor a su esposa que tú. Tal vez sabe que esto la hará molestar.

—Quizás debería dejar de andar con pies de plomo con respecto a sus sentimientos y empezar a pensar en lo que es mejor para su hijo —me levanté y me dirigí hacia la chimenea donde una fila de fotos familiares adornaba la repisa. Mis ojos se dem