Capítulo 45.
Silvia
Dejé el teléfono sobre el escritorio de caoba en mi estudio, con una sonrisa satisfecha en el rostro.
Esa conversación había salido incluso mejor de lo que esperaba. Sophia sonaba agradecida y lo suficientemente vulnerable como para provocarme simpatía, sin parecer débil ante nadie más. Perfecto.
—Esa fue toda una actuación, Silvia —dijo mi esposo, sobresaltándome un poco, porque no lo había oído entrar en el estudio.
Me giré para ver a Samuel parado en el umbral, con los brazos cruzados y los labios fruncidos, tenía el ceño entrecerrado y un aire de desaprobación.
¿Cuánto tiempo llevaba escuchando? Lo suficiente, a juzgar por la manera en que me miraba y el tono en su voz.
—No sé a qué te refieres —dije con naturalidad mientras me servía un brandy de la botella que estaba en la barra, encogiéndome de hombros con indiferencia—. Sólo le estaba extendiendo una invitación a una vieja amiga de la familia.
—Una vieja amiga que casualmente es la exnovia de nuestro hijo, que regresó a