Narrado por Aldara
La mañana llegó con la promesa de respuestas, pero también con el peso de nuevas preguntas. La luz del sol se filtraba a través de las ramas, jugando en las paredes de mi habitación. No había dormido mucho después de lo ocurrido en el claro. Cada vez que cerraba los ojos, veía a Ragnar, primero como el hombre que era y luego como el lobo que habitaba dentro de él.
Sentía su mirada clavada en mí incluso ahora, como si hubiera dejado una marca invisible en mi alma. Pero más que eso, sentía el eco de algo más profundo: una conexión que me aterraba tanto como me intrigaba.
Me levanté, incapaz de quedarme quieta, y me dirigí hacia la ventana. El bosque parecía tranquilo, pero sabía que bajo su calma aparente se escondían secretos que apenas comenzaba a entender.
Una suave llamada a la puerta interrumpió mis pensamientos.
—Adelante, —dije, girándome para enfrentar a quien fuera que hubiera venido a buscarme.
Ragnar entró con la misma presencia imponente de siempre. Había