Narrado por Ragnar
El amanecer se filtraba a través de los árboles del bosque, tiñendo las hojas de dorado. El silencio de la mañana parecía más pesado de lo habitual, como si la tierra misma estuviera conteniendo el aliento. No podía sacudirme la sensación de que habíamos cruzado una línea de la que no había retorno.
Aldara dormía cerca del fuego que habíamos encendido unas horas antes. Su rostro, tranquilo y sereno, contrastaba con el caos que sentía en mi interior. La marca en su muñeca seguía brillando débilmente, como si nunca hubiera perdido su energía desde anoche. Me había obligado a apartarme de ella, a no dejar que la proximidad continuara encendiendo ese fuego peligroso entre nosotros. Pero incluso ahora, su presencia era una constante, como un latido que resonaba en mi pecho.
Mis pensamientos se interrumpieron con el cr