Narrado por Aldara
El claro estaba en completo silencio, pero la tensión entre Ragnar y yo llenaba el aire, pesada y cargada de algo que no podía nombrar. La marca en mi muñeca ardía con un calor extraño, no doloroso, pero innegable. Era como si la piedra, el bosque y Ragnar estuvieran conectados en un ciclo que giraba a mi alrededor.
Mis ojos no podían apartarse de él. Había algo en la forma en que me miraba, como si luchara contra todo su ser. Su mandíbula estaba tensa, sus puños apretados, pero sus ojos... Sus ojos me hablaban de una tormenta interna, una mezcla de deseo y conflicto que parecía consumirlo.
—Ragnar, dime la verdad —susurré, dando un paso hacia él—. ¿Por qué me miras así?
—No deberías estar aquí —dijo, su voz baja y grave, casi un gruñido. Dio un paso hacia atrás, como s