Ante el fuerte gruñido que hizo temblar todo el piso Priscila pestañeó varias veces y alzó una ceja. Vaya, esto era nuevo.
-¿Layan, de seguro te sientes bien? Estás muy extraño hoy- cruzó los brazos delante de su pecho- Y no me gruñas así, estoy a tu lado, no del otro lado de la manada-
El alfa se giró con el ceño fruncido y la punta de sus colmillos sobresaliendo del borde de sus labios.
-¿Para que necesitas a Litus?-
-No es tu problema- ella inclinó la cabeza- ¿Qué, ahora vas a hacer el papel de pareja celosa? Porque la verdad no te pega. No te importó que antes estuviera cerca de otros machos, no veo ahora porque t