La noche se hizo corta, y como no si había vuelto a dormir con ella... Su abrazo de pulpo sobre mi cuerpo y la calidez de su mejilla en mi pecho me reafirmaban algo que ya sabía.
Estás hasta el tuétano por ella…
Así es.
Y ¿Ahora?...
Ya lo verás conciencia, ya lo verás.
Con sumo cuidado me levanté de la cama para no despertarla y busqué su teléfono, necesitaba de una ayuda especial y quién más que ese mocoso para hacerlo. Marqué su número con las manos temblorosa y esperé a que ese pendejo me contestara.
—Hola, mi dulce te tiramisú ¿Te caíste de la cama para llamarme tan temprano?
—No, sigue durmiendo—dije solo para molestarlo, aunque era verdad y un silencio incómodo se mantuvo por unos segundos tras la línea.
—¿Qué haces con el teléfono de Hanny?—preguntó molesto.
Ya madura…
Ni loco le digo eso, lo necesito como mi aliado.
Ay sí, como no…
—Llamarte—en cambio mi tono se voz era burlesco.
Perdón, era para ti ¡Ya madura!...
—Pásame con ella.
—Cameron, de verdad que ella está durmien