Después de esa grata advertencia me despedí nuevamente de todos subí a mi auto y enfilé mi viaje a mi segundo destino. La casa de mis padres.
Con un nudo en el estómago me bajé del auto al estar frente al porche de la casa, como pocas veces mi madre no estaba esperando y eso me resultó extraño, pero lo dejé pasar y toqué la puerta como cualquier cristiano.
—¡Tío!—el abrazo que recibo de Dani después de abrir la puerta me devuelve un poco de la energía que siento que perdí con los hermanos Scott.
—¿Cómo estás, pequeño diablillo?
—Todo bien ¿Nos vienes a buscar?
—Claro, ya quiero que conozcas a los primos y amigos de Hanny, estoy seguro que te van a encantar.
—Uy, no me asustes, cuñado.
—Jacky…
—¿Y esa cara? Parece que hubieras visto un fantasma.
—No es eso, es solo que te ves preciosa ¿Mis padres?
—Se están preparando, jamás había visto a mi suegro tan feliz desde—su semblante cambia radicalmente y me imagino a qué se debe, todo en esta casa se refería a Daniel, sus logros, su completa