Mientras el agua tibia cae sobre mi cuerpo sigo pensando en lo que me pasó, perdón soñé anoche.
—Es que fue todo tan real… De verdad Hanny ¿Qué te fumaste? Porque tú no eres así.
Sí, definitivamente me estaba volviendo loca porque me hablaba a mi misma y peor aún me estaba regañando.
Todo lo que había pasado desde que el señor pesadilla me había propuesto ser su novia falsa se daba vueltas en mi cabeza como si fuera un mal chiste. ¿Es que tanta valía su recomendación para el FBI que me dejé llevar por esto? O algo más había en mis oscuras intenciones.
—Vamos, Hanny, asúmelo. El tipo te atrae más de lo que te imaginabas y por eso estás aquí. Además, por la recomendación obviamente, pero eso no era tan importante, podía pedírsela al tío Miles o a José, se que ellos dos me la hubiesen dado. Así que debe ser lo primero, sino no me explico que les haya mentido a mis papás y pedido el auxilio de mis amigos para hacer esta tremenda actuación.
Y para empeorar la situación ahora debería lidiar con lo que mi pesadilla andante hablo con Cameron, o sea la receta para el desastre.
—De verdad señor ¿Qué hice en mi otra vida para merecerme esto?
Cierro la ducha y busco en donde me dijo el incordio ese que estaban las toallas y encuentro solo dos dobladas y ¡Son más diminutas que mis limoncitos!
—¡Mierda! ¿y qué hago ahora?
Pues llama a tu noviecito falso y pídele una, dah…
Volviste a aparecer.
Nunca me fui…
Mentirosa.
No me culpes por tus locuras, lo que pasa es que jamás me haces caso....
—¡Ya basta, conciencia! Déjame en paz un ratito, por fa, si quieres cuando estemos en casa de mis padres tenemos nuevamente esta charla.
Definitivamente, haberme metido con Benedict Henderson había sido un mal negocio, tiene un padre de m****a, él es un tipo malhumorado, para más remate me resfrié y tuve alucinaciones teniendo sexo con él ¿Podría pasar algo peor?
Tres golpecitos me quitan en aliento y las palabras que salen de quién está tras la puerta me terminan de congelar.
—Hanny ¿Estás bien?
Pues claro que estoy bien, estoy super, la mar de bien. Creo que no podría haber nada más…
—Lo siento, Hanny, pero como no respondías, me tuve que arriesgar a que te desmayaras en el baño.
—AHHHHH
He muerto, mis queridas y queridos amigo, en el baño de la casa de mi novio falso, siendo vista desnuda por él.
—Auch, Hanny. Salte de encima de mí.
—¿No estoy muerta?
—No y si abres los ojos te darás cuenta.
Antes de hacerlo noto que estoy en un colchoncito que no es para nada blando, aunque tampoco es el suelo, palpo para saber qué superficie estoy tocando y es el pecho de ya saben quién, abro los ojos y me encuentro con esos ojazos que me miran con cierta chispita de ¿Enojo? Porque de deseo no creo, no se ve como en las novelas.
Con la vergüenza y la letra F pegada en mi frente (la que sabe, sabe) me intento levantar.
—No te muevas.
¿WTF?
—Ya debe ser suficiente ¿no? O ¿quiere volver a verme enferma postrada en cama? o definitivamente muerta de una.
—¿Te han dicho que eres demasiado preguntona
—¿Y a usted le han dicho que se ve más rico que una paleta de chocolate blanco?
—¡Hanny!
—¡Ben!
Lo que sigue después no es apto para cardíacos, pero cuando estábamos a punto de pasar a segunda base escuchamos el grito de alguien.
—¡Tío Ben, mi mamá me pidió que le trajera esto a Hanny! ¿Tío? ¿Hanny? ¿Dónde están?
—Dios, necesitamos urgente un cuarto de seguridad. ¡Esto es demasiado!
—¡Hanny!
Me levanto, cual gacela y cubro mi cuerpecito con la cortina que se había roto por mi estrepitosa caída sobre mi novio falso que me mira como bobo.
Sí, esa cara si la conozco, tan inexperta no soy.
Estiro mi mano y le ayudo a levantarse.
—Definitivamente, estamos hechos para el desastre.
—Eso lo dices tú, yo me estoy divirtiendo mucho.
—¡Tío!
—¡Estamos en el baño! Deja las cosas en la cama y ve a desayunar.
—¡No quiero! Quiero ver a Hanny y saber que está bien.—suelto una sonora carcajada y miro como Ben se sonroja, así que me atrevo a hacer algo que ya él me había hecho.
Uno nuestros labios en un dulce beso, es más como un piquito, pero sé que el quiere más porque me está abrazando.
—Será mejor que salgas y consigas mi ropa o te aseguro que ese pequeñito va a abrir esa puerta.
Y como si fuera una de mis cuántas deducciones la manija se empieza a mover.
—Esto—me dice señalándonos— es otro tema que se suma a nuestra conversación.
—Sí, señor—hago mi saludo marcial y el señor me revira los ojos.
Escucho como discute con Daniel para que le entregue las cosas que me ha mandado su madre y el niño lo increpa para verme, al final el pobre Dani cedió y ahora tengo en mi poder un pantalón de chándal, una camiseta y unos tenis que son de Jacqueline y me quedan. En cuanto a la ropa interior, esa si que es de Ben. Parece ser que tenía algunos nuevos en sus gavetas porque son bastantes pequeños y él si que se trae un trasero que muchas no con todas las sentadillas del mundo lo podrían lograr.
—Por fin, estoy lista para salir de este lugar.
Salgo de la habitación y de verdad que puedo salir sin problema, no hay nadie aquí y el desorden de lo que provoqué en la noche aún sigue vivo.
Al igual que tus pensamientos lividinosos...
No aparezcas, es demasiado temprano.
Mmm…
Camino por el pasillo, bajo las escaleras y me encuentro frente al comedor, con todo el mundo esperando por mí.
—¡Llegaste!— ese es el pequeño Dani, quién se levanta para darme un abrazo—, pensé que te ibas a morir.
—No cariño, es solo que me resfrié y gracias a los cuidados de tu tío ya me siento mejor ¡Buenos días, para todos!
Mi suegrita me saluda de lo más contenta, al igual que Jacqueline, en cambio mi suegrito solo asiente y empieza a comer.
Todos lo hacemos en un estricto silencio, pero como yo soy la metedora de patas oficial en esta familia de mentira me pongo a hablar.
—Emily, quiero agradecerte por lo de anoche y ofrecerle disculpas a todos, fui un tanto imprudente al andar tan desabrigada ayer.
—Tranquila, cariño. Lo importante es que ya estás mejor.
—Gracias, y también a ti Jacqueline, por la ropa.
—No hay problema, Hanny. Te ves muy bien vestida así.
—¿Se quedarán?—ese fue mi suegrito pesadilla y noto como todos se tensan, por suerte mi novio falso y pesadilla y roba primer beso es el que habla.
—No, papá. Hanny quedó de pasar el día con su familia.
—Lo siento, suegri… digo suegro. Como dice Ben, ya quedamos de pasar el día con la familia —mentira—, pero les prometo volver a verlos en otra ocasión.
—Podría ser para año nuevo, así tenemos el gusto de conocer a tú familia.
Recontra m****a y ahora ¿qué les decía?
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