—Por supuesto, es una excelente idea, suegro. Déjeme conversarlo con mis papás y coordinamos.
¿Cómo podía ser tan, pero tan, pero tan mentirosa esta niña?
Ya nos había salvado de pasar otro día con mi familia y ella les abría la puerta, la ventana y hacía una fiesta, todo para seguir metiendo más leña al fuego.
—Eso es fantástico. Sería maravilloso pasar con ustedes el año nuevo, por ejemplo.
—¿Eh?
Miro a mi adorada novia falsa y con mi cara de pocos amigos le trato de decir “te lo dije”, pero ella ni se inmuta y sonríe como el gato que se comió la crema, esto definitivamente iba camino a un desastre de proporciones catastróficas.
Cuando terminamos de desayunar, mi padre y Jacqueline se fueron a la empresa y nosotros a buscar las pocas cosas que trajimos. Este era mi momento de ordenar las cosas.
—Hanny, sabes que debemos hablar.
—Pero aquí no, señor— ¿perdón? ¿habíamos vuelto a nuestros verdaderos papeles? ¿O le encantaba picarme porque sabe que no me gusta que me diga así?
—¿ Qué te he dicho con…
—Que no te gusta que te lo diga, pero a mí, me encanta picarte.
Definitivamente era la segunda opción, respiro hondo para poder encararla y no matarla en el intento, pero es ella de nuevo quien toma la palabra.
—Hablemos de camino a la academia, no me gustaría que tu madre o Dani nos escucharan, los pondría tristes el saber que todo esto— nos señala—es una mentira.
—Está bien, lo entiendo.
No podía refutar sus palabras, mi madre antes de que ella entrara al comedor había hablado maravillas de Hanny y Dani que decir, ya la amaba.
Ahora, el problema radicaba en qué esta farsa se estaba transformando en una realidad, por lo menos para mí…
Nos despedimos de mi madre y Daniel, con un escándalo de proporciones por parte de Dani y creo que a mí me iba a pasar lo mismo sino descubría lo que realmente nos estaba pasando los dos.
—Necesito un café.
—¿Qué? ¡Pero si te tomaste como cinco en tu casa!
—Pues se me antoja otro. Además, usted señorita y yo tenemos una conversación pendiente.
—Y yo que pensé que se le había olvidado —masculla bajito y cree que no la escuché.
—¿Qué dijiste?
—Nada, nada, mejor vamos por ese mentado café.
Giré a la derecha en la intersección y me decidí por pasar a una pequeña cafetería que estaba por esos barrios donde iba cuando niño con Daniel. Esperaba que el lugar siguiera existiendo, porque desde su muerte no había pisado ese lugar y creo que la diosa fortuna estuvo de mi lado porque quince minutos después estábamos frente a la cafetería.
—Coffe & Muffins, que bonito lugar — me dice, apreciando la entrada, porque como es su costumbre se bajó y no esperó que le abriera la puerta.
Entramos y la campanilla que está en la puerta indicó nuestra llegada.
—Bienvenidos a Coffe &…¡Dios mio! ¡Ben! Qué bueno verte por aquí —me saluda Andrew y se lanza a mis brazos como si fuera una estrella de cine.
—Ho… Hola, Andy. También es bueno verte.
—¿Y esta preciosura?—reviro los ojos por lo meloso que se pone Andrew al ver a mi acompañante, es que este chico no cambiaba nada con los años.
—Hola, soy Hannah, pero me puedes decir Hanny, un gusto de conocerte.
Ahora, la abrazada era ella y se está riéndo como colegiala. Andrew la toma del brazo y nos lleva hasta nuestra mesa, le va diciendo no se qué cosa y ella me mira de soslayo, para volver a sonreír. Cuando Andrew nos dejó bien inatalados y con las cartas, tocó mi hombro y me habló al oído.
—La hiciste de oro, campeón— creo que me he sonrojado, porque Hanny me mira y niega ¿Habrá escuchado?—. Chicos, veré un pedido y ya los atiendo, aprovechen de ver la carta, pero desde ya les recomiendo la tarta de manzana, está de rechuparse los deditos.
—Gracias, Andy —decimos al mismo tiempo y esperamos a que se fuera o por lo menos yo, porque ella me lanzó de inmediato el arsenal.
—¿Qué fue lo que hablaste con Cam? No, mejor dime ¿Por qué m****a hablaste con él?
—Bueno, lo que pasó fue que...
—¿Se decidieron?
—Pero si recién te fuiste.
—Pues ya volví ¿Se decidieron?
—Quiero probar la tarta que nos ofreciste acompañada por un moca.
—Listo, tarta y moca ¿Y tú, muñeco?
¿Para qué me vine a meter aquí? ¿cuándo fue que se me ocurrió la genial idea?
—Ben, Andy te está preguntando.
—Café negro y lo mismo para comer.
—Salen dos tartas de manzanas y dos cafés, uno negro como tu alma y el otro achocolatado como la hermosa piel de Hanny.
—Lindo, gracias.
Gracias, gracias la m****a, miré furioso a Andrew esperando para que se fuera y como la loca que es se dio la media vuelta y comenzó a caminar contoneando las caderas.
—Esperemos a que nos traiga las cosas y hablamos ¿Te parece?
—Sí, claro, claro. Tienes razón.
Y eso fue lo que hicimos… Ambos enfrascados en nuestros propios pensamientos esperamos pacientemente la comida, había pedido la tarta solo para acompañarla porque de verdad sentía que tenía un nudo en el estómago. Había tanto por decir, pero ¿Cómo partía? Ya tenía una idea porque ella me preguntó por su amigo, así que partiría por eso.
—Sus órdenes, chicos ¿Algo más?
Andrew deja todo en la mesa y se queda esperando no se qué cosa, pero Hanny cumple amablemente con decirle que no necesitamos nada más.
—Ahora sí, dime que hablaste con Cam.
—Nada del otro mundo…
—¿Y por qué dijiste que tendríamos que hablar sobre eso?
Pillado…
—Tienes razón, lo que pasó fue que me preguntó si yo era tu misión y por qué nadie le había dicho nada de eso, como si fueras algo así como un agente secreto.
—Ah… fue eso— respira aliviada, pero cambia su cara y noto el rojo de sus mejillas—. Cameron Scott me va a tener que escuchar, no puede ser que ande hablando de nuestras cosas como si fuera del clima, pero tranquilo lo pondré en su lugar.
—Sigo sin entender, Hanny ¿Sus cosas? ¿De verdad en qué estás metida?
—En nada malo, Ben. No te preocupes, son algunas de nuestras locuras de creernos detectives desde niños— no le estoy creyendo nada de nada, algo me está ocultando, pero debo seguir. Son tantas las dudas que tengo, que si sigo así me volveré loco.
—lo dejaré pasar— por ahora—, pues necesitamos hablar de lo que pasó con mi padre.
—Es un señor muy extraño tu papá y que conste que conozco a cada loco. Si conocieras al tío James o al tío Miles me entenderías.
—¿Miles? ¿El ex director del FBI?
—Ajá— me responde, metiéndose a la boca un trozo de tarta y entonces ¿por qué aceptó ayudarme?—. Oye, esto está delicioso.
—Hanny…—era ahora o nunca.
—Mmm…
—¿Si yo te pidiera seguir con esta farsa por un tiempo más lo aceptarías?
—Cof, cof, cof—comienza a toser y pegarse en el pecho y a mi me va a dar un infarto. Me levanto de la silla y comienzo a golpear su espalda, cuando comienza a respirar mejor dejo de hacerlo y me coloco frente a ella.
—¿Estás bien?
—Sí, sí, solo deja que tome un poco de agua— la dejo como me pide y me vuelvo a sentar en mi silla, ¡Dios!, la vi feo—. Lo que me quieres decir es que sigamos fingiendo ser pareja hasta que tu padre te deje en paz ¿no?
—Algo así, ya noté que no te soy indiferente y bueno, podríamos no sé, seguir y ver qué pasa.
—¿No me eres indiferente? ¿seguir y ver que pasa? ¿te das cuenta de lo que estás diciendo?
—Claro, Hanny. Estoy bastante claro— o eso creo—. Hicimos un buen equipo ayer, por lo que podemos pasar desapercibidos, solo será por un corto tiempo y…
Veo que la cara de Hanny ha cambiado y se ha puesto pálida como papel después que se escuchó la campanilla avisando que alguien llegaba. La veo mirar hacia todos lados y estoy seguro de que si pudiera salir corriendo lo haría, pero después de uno segundos siento tras de mí una fuerte presencia.
—¡Hanna Cicarelli Sinclair! ¡¿Qué mierdas haces con este tipo y dónde pasaste la noche?!
—Más respeto, señor ¿Quién se cree para tratar así a mi novia? —me levanto furioso para encarar al tipo, pero Hanny me detiene.
—Hola, papi. Tranquilízate y deja que te explique…
------------------------------