No dejaba de pensar en lo que había pasado.
Lucian, Aldrec, la mirada de ambos… y esa palabra: hermano.
La repetía en mi cabeza una y otra vez, tratando de darle sentido. Pero no lo tenía.
Nada de lo que estaba ocurriendo lo tenía.
Apoyé la frente sobre la mesa del salón, cerrando los ojos. Las voces a mi alrededor se mezclaban con el zumbido de mis pensamientos. Apenas podía concentrarme en la clase.
—Sara —la voz de Val me sacó de mi ensimismamiento—. ¿Qué rayos está pasando contigo últimamente?
Levanté la cabeza y parpadeé, un poco perdida. Ella estaba frente a mí, con su hermano Brett a un lado. Ambos me miraban como si esperaran una explicación milagrosa.
—¿Qué pasa con esos chicos? —preguntó Val, sin rodeos—. Primero Lucian, nuestro ángel misterioso, ahora el otro que apareció diciendo que vino por ti… ¡y resultan ser hermanos! Esto parece una película, te lo juro.
Suspiré, pasándome una mano por el cabello.
—No lo sé —respondí sinceramente—. Estoy tan confundida como ustedes.
V