- Nina, no has desayunado – Daniela intervino - ¿Quieres té o café?
- Café – soltó sin pensarlo dos veces
- General Domoniccie ¿Quisiera un café? Nina no tolera el ayuno y desde que llegamos no hemos tomado nada… con tanto trabajo, a veces se nos olvida
- Un café estaría bien – dijo con seriedad
Nina estaba realmente pálida
Claro que no por el ayuno, sucedía que en su interior se cocinaba una mezcla de miedo y precaución hacia el General Domoniccie con una pizca de vergüenza: la escena de su sueño en que lo besa, se reproducía con un montón de detalles en su cabeza.
- Les armaremos una mesa – dijo la Directora Ordoñez
- Permita que mis hombres la ayuden – intervino Salvador y en dos segundos, un par de soldados habían acomodado una mesa para dos bajo las indicaciones de la directora Ordoñez
Se sentaron uno frente al otro
¡El General Domoniccie era el hombre del aeropuerto! … Era el hombre que le recordaba a su esposo
Nina no sabía si era una señal o una broma del destino
Notó que Sal