62. Trampa
—Laurent, ¿qué pasa? —se acomodó con lentitud—. ¿Por qué estás llorando? —preguntó con voz temerosa.
No había ningún rastro de alguien somnoliento, sus sentidos estaban afilados. Se levantó con precaución, como quien intenta no hacer ruido para que un animal pequeño y herido no escape. Me limpiaba los bordes de mis ojos con la palma de mi mano.
Intentó sujetarme.
Yo me alejé, tomando su teléfono.
—¡¿Por qué?! Solo dime, ¡¿por qué?!
Grité desde lo más profundo de mis entrañas, un grito infernal que arrancó la calma de la habitación. Los ojos de Brian expresaban confusión; intentó acercarse de nuevo y yo lo evité.
—Cariño… —habló con una voz tan baja que parecía intentar que no me alejara—. ¿Por qué gritas?
—¡La embarazaste! —grité con fuerza, abriendo el teléfono.
Un simple movimiento de dedo fue suficiente para ver no solo una prueba, sino tres. Ella mencionaba que aún tenía la llave de su casa y que iría esa noche. Que estaba empacando. Le pedía ayuda para traer sus cosas. Decía que h