—¿Cómo llegaste aquí? ¿Cómo sabías…? —por la confusión Gladys balbucea. Se recompone una vez Germán da pasos hacia ellos, todavía en silencio, y no la mira a ella. Sus ojos están en el hombre a su lado—. Me alegra verte, Germán.

—Qué extraño es para mí —comienza Germán—, que extraño es para mí ver a la amiga de la que hablabas.

Juan Pablo no puede ocultar su ligera sonrisa.

—Estoy de salida de ir a verla a la clínica. Tuve que pasar la noche aquí —Gladys dice con normalidad. No quiere hacerle creer a Germán que ocurrió algo entre los dos, porque si van a casarse, es sólo por su reputación, cosa que el propio Germán aceptó desde un principio y se lo propuso. Se cruza de brazos y observa a Juan Pablo—, él y yo-

—Estábamos juntos, si es lo que quieres saber —Juan Pablo responde, así de repente, así como si fuese lo más normal del mundo. Casi imagina la cara de Germán al oírlo, en son de burla directa, y que complace a Juan Pablo en su totalidad—. ¿Alguna otra duda?

—No estoy hablando con