15. Enemigos cercanos
CAPÍTULO 15
Camilo abre los ojos y pregunta:
—¿Qué estás diciendo?
Pero Juan Pablo no dice nada más. Con la mandíbula tensa da un paso hacia atrás y sale de la habitación. Camilo intenta detenerlo, pero vuelve a toser, y postrado en la cama se queda cuando su primer nieto sale de su habitación. Camilo sólo le toca suspirar.
—Lo único que agradezco a Dios —murmura Camilo—, es que esa mujer nunca te dio un hijo.
Juan Pablo se acerca a la habitación de Gabriel y con cuidado lo carga hacia sus brazos. El pequeño no se despierta porque sus movimientos son pasivos y cuidados. Al salir del cuarto, y bajar hacia el salón su madre es quien lo detiene. Priscila está a su lado y duda que a éstas altas horas de la noche tomen un té sólo porque sí. En la mirada de Josefina un destello de desgrado se visualiza. Juan Pablo le entrega a Gabriel a unas de sus niñeras.
—Llévalo a mi auto —ordena despacio.
—Sí, señor —responde la joven ya con Gabriel en manos.
—¿Se puede saber dónde estabas? —Josefina l