Zane, en su oficina de la universidad, leía con atención los detalles de todos los cambios y nuevas herramientas que Blas había implementado en la plataforma académica. Aquello facilitaría que sus docentes concluyeran el proceso de calificación con mayor agilidad.
Sonrió para sí mismo. Sabía que Blas lo lograría, que encontraría una solución. Por eso pensó en él desde el principio: confiaba en que no se negaría. Y gracias a eso, su facultad de robótica ahora contaba con un financiamiento completo.
— Le agradezco mucho, señorita Milena Darcy — murmuró con satisfacción, sabiendo que llegaría el día en que le agradecería en persona.
Se volvió hacia la gran ventana al costado de su escritorio. Todo había salido incluso mejor de lo que había previsto.
Recostado contra el borde del escritorio, Zane pensaba que, con estos nuevos cambios, ya no sería necesaria la ayuda de Blas. Podría contratar nuevos docentes que lo reemplazaran. La plataforma estaba resuelta y, además, Blas había sido excel