— ¡No te creo, Tom! — exclamó Katherine, quien había llegado hace unos minutos. — Me estás haciendo una broma, ¿cierto? —.— Te está diciendo la verdad — afirmó Yoshida.Katherine, quien es hermana de Tom, estaba sorprendida con lo que le contaban. ¿Blas llegando con una mujer? Parecía otra persona. Y cuando todos creían que se había marchado, respondió a los múltiples mensajes de Zane y Sally, confirmando que seguía en el hotel.Todos comprendieron de inmediato la razón detrás de la extraña desaparición de Blas junto a su acompañante.— ¿Quién es la chica? — volvió a preguntar Katherine, mirando a Zane con el ceño fruncido, prácticamente diciéndole: ¿por qué no le había hablado de la pareja de Blas?— ¿Por qué no le preguntas a él directamente? — señaló Tom, justo cuando Blas y Milena se acercaban.— ¡Hola, Blas! Te dignaste a aparecer — se burló Glenn.Milena no pudo evitar sonrojarse. Era evidente que todos sabían por qué habían desaparecido.Blas miró a Glenn con expresión seria.
— ¿Te quedó bien? — preguntó Katherine detrás de la puerta del vestidor. Era el cuarto traje de baño que las mujeres habían seleccionado para ella. Milena no negaba que le gustaba, pero no cubría bien sus pechos, haciendo que se vieran con facilidad todas las marcas que Blas había dejado en su piel.— Milena, ¿te quedó bien? — volvió a preguntar.— Prefiero otro no tan escotado y que el bikini no sea tan ajustado — respondió.— Tienes una buena figura, ¿por qué te avergüenzas? — dijo Katherine, dirigiéndose a ella como si la conociera de toda la vida. — Yo usaré uno parecido —.— No me siento cómoda con él — respondió con timidez.— Déjame darte el visto bueno — dijo Sally, entrando al probador.Milena inmediatamente colocó las manos sobre su pecho para cubrirse. Sally observó con asombro la razón de su incomodidad.—Oh, ya veo el problema, te queda muy ajustado — dijo en voz alta y guiñó un ojo, para no revelar el verdadero motivo por el que Milena desaprobaba el sexy traje de baño.
El océano comenzaba a perderse entre los grandes árboles. Milena observaba el paisaje desde su asiento, perdida en sus pensamientos sobre los últimos días. Nunca habría imaginado que terminaría el fin de semana en la costa. No tenía palabras para describir cuánto había disfrutado junto a Blas y sus amigos.En los últimos años, bajo la tutela de Edward, no habría podido permitirse esos momentos. Él se empeñaba en mantenerla encerrada, prohibiéndole salir, hacer amigos, estudiar o incluso trabajar. Recordar aquello la llevó inevitablemente a su madre. Aunque en un principio ella apoyaba a Edward, todo cambió de un momento a otro. Fue su madre, aprovechando un largo viaje de negocios de su hermano, quien la ayudó a marcharse.La cabeza de Milena comenzó a dolerle levemente. Tocó su sien. Recordó aquel episodio de su infancia cuando su padre biológico, sin importarle su familia, los abandonó. Recordaba ver a su madre llorando desconsoladamente, aunque ese recuerdo era borroso.Entonces, s
Pensamos que la vida es injusta por separarnos de la persona que amamos. Hay obstáculos y recuerdos olvidados, y todo sucede por un motivo. Debemos esperar pacientemente el reencuentro. Cuando estás destinado a estar con alguien, nada en la vida podrá separarlos.En el amplio pasillo de una prestigiosa universidad, una tímida joven caminaba con nerviosismo. Sus ojos se movían rápidamente de un lado al otro, buscando un lugar seguro.— ¿Cómo me dejé convencer de esto? — murmuró Milena con voz temblorosa, mientras sus manos temblaban visiblemente. Reconociendo a estas alturas que la propuesta de su prima sería difícil de cumplir y buscaba con la mirada un lugar donde pudiera llamarla.— ¡Perfecto! ¡Ahí podré llamarla! — dijo con ánimo, dirigiéndose al tocador de mujeres. En su apresurado paso, no se percató de una persona hasta chocar con ella.— ¡Disculpe! — dijo rápidamente y continuó su camino.Dentro del tocador, se encerró en un pequeño cuarto de limpieza, sacó su móvil y marcó. Su
Asombro, temor y nerviosismo eran las emociones que invaden el cuerpo de Milena mientras observaba el rostro del hombre frente a ella. Nunca había imaginado que él llegaría a mirarla de esa manera, pero de alguna manera pudo intuir las intenciones de Blas. Cuando él la sujetó por los brazos, un escalofrío recorrió todo su cuerpo y, al unir sus labios a los de ella, su cuerpo se paralizó automáticamente. Milena sintió la urgencia de empujarlo y salir corriendo por la puerta, pero su cuerpo no respondía.Blas separó sus labios de los de ella y contempló su rostro enrojecido y sus ojos bien abiertos. Él sonrió atrayéndola más hacia él. Milena salió de sus pensamientos nerviosos al sentir sus manos enredándose entre su cintura. Sin quitar su mirada de ella, Blas comenzó a caminar, y Milena, desconociendo lo que había detrás de ella, se dejó guiar, dando pequeños pasos lentos y torpes.Las pantorrillas de Milena hicieron contacto con algo acolchado y su atacante la arrojó salvajemente sobr
Aquella mañana fue la misma rutina de siempre: ejercitarse, desayunar, actualizar el sistema. Blas tecleaba rápido y revisaba los pendientes de su compañía “Prever” que él y su mentor fundaron años atrás. Su éxito fue gracias a un sistema de seguridad muy avanzado que habían desarrollado llamado Nullsystem. En poco tiempo extendieron su imperio complementándolo con tecnología sofisticada de todo tipo, creación de software, robótica y especialmente nanotecnología.A Blas no le agradaba la idea de ser profesor universitario; ya tenía muchas responsabilidades en su compañía; sin embargo, aceptó impartir clases por un buen amigo que lo había ayudado en el pasado. Calificar a más de 200 estudiantes era muy agotador, pero encontró la manera de hacerlo creando un sistema de calificación inmediata. Él se había negado a recibir el salario; sin embargo, su buen amigo le hacía llegar su pago puntual todos los meses.Esa mañana en particular se encontraba muy distraído. En varias ocasiones detuvo
Ese día Milena regresaba a casa de la universidad, sin saber qué hacer. Tina tenía tantas asignaciones atrasadas y horas antes un profesor la regañó al final de una clase.— No es justo, no sabía del trabajo — dijo Milena. — ¡Te cobraré más, cada vez que me regañen por ti, Tina! —, espetó con enojo.Estaba molesta con su prima y consigo misma. Si no se hubiera dejado convencer, Blas, no la hubiera reconocido, ya no estuviera asistiendo a la universidad por Tina y ahora su ingreso a facultad dependía ciegamente de excompañero del instituto.Para relajarse después de un pesado día de estudios, decidió darse un baño y después se recostó en su cama.— Hoy no lo vi — dijo Milena, recordando todo lo sucedido el día anterior y sonrojándose al pensar que esto volvería a pasar. Tocó sus labios y su cuello, evocando los besos de Blas y esas sensaciones que había experimentado por primera vez. Cerró los ojos, rememorando sus caricias en la piel de su cuerpo. — ¿Por qué me gustó tanto? — se pregu
El sábado por la mañana, Milena nuevamente despertó tarde. Se había quedado hasta altas horas de la noche pasando todos los trabajos que Blas le había dado, memorizando las fórmulas y las pruebas de esa semana. Se duchó rápidamente, buscó sus pantalones y el suéter que él le había conseguido, y salió corriendo de la casa sin desayunar nuevamente.Blas se encontraba impaciente dentro del autobús en el estacionamiento de la Universidad. Miraba la hora con ansiedad, faltando poco para partir, y Milena aún no aparecía. Todos los alumnos comenzaron a ubicarse en sus asientos, y Blas se sintió cada vez más preocupado. Decidió que le pediría su número de teléfono para poder comunicarse con ella la próxima vez y así inventar algo hasta que llegara. Faltando cinco minutos para la partida, informó al conductor que debían partir.Mientras el autobús comenzaba a moverse, Blas suspiró enojado. Le había advertido a Milena que debía estar antes de la hora de partida, pero ella no había llegado. Sin