Podría decir que no. Pero mi hermana no tenía la culpa de nada... Tampoco Sabrina y los demás. Después de todo, ¿Charles era culpable de algo? Estaba confundida y cuando me di cuenta, tomé al bebé de sus brazos.
La miré y no pude evitar una sonrisa tonta que salió de la nada. Ella era hermosa. Dormí como un ángel. Y me trajo una sensación de calma y amor que no recordaba haber sentido en años.
- ¡Huélela, Gui! Ella huele como un bebé. Melody tiró de mi abrigo mientras hablaba.
Como un idiota, hice lo que me dijo mi hermana. Olí a nuestra hermanita y olí al bebé, mezclado con el de Sabrina, dejándome confundida.
La aparté un poco y noté todos los ojos en mi dirección. Se lo entregué a Sabrina, quien lo sostuvo con ternura contra su pecho.
- ¡Qué bueno verte, Gui! - Dijo con su voz dulce y suave.
- Gracias.
- ¿Quieres sentarte con nosotros? - Ha invitado.
- No... yo... voy a buscar algo de beber... - dije, alejándome de inmediato, sin ninguna razón real para hacerlo.
Respiré hondo y me