- ¡Raquel! Raquel! - La llamé, desesperada, pero aún estaba inconsciente.
- ¿Está respirando?
Miré hacia arriba y vi a Charles. La colocó en el suelo y trató de sentir su respiración.
- ¡Dios mio! ¿Que hice? – Caminé de un lado a otro, desesperada, sintiendo que mi corazón latía aceleradamente y mi cuerpo temblaba de una manera repentina que no podía controlar.
- La respiración es débil... Muy débil.
Pasé una mano por mi cabello, como si eso pudiera calmarme de alguna manera.
Charles se levantó y vi la sangre en sus manos.
- Tenemos que llamar a una ambulancia. - Habló, mientras caminaba, alejándose de allí.
- No puedes llamar a nadie... Me arrestarán.
- ¿Vas a dejar morir a la niña aquí? - Se detuvo, unos pasos más adelante, preguntándome seriamente.
- Yo yo...
Lo siguió, alejándose más y más.
- ¡Cobarde! Eso es lo que eres... Un cobarde. Vas a huir de mí la única vez que realmente te necesité. grité, furiosa.
Charles se dirigió al final de la piscina, caminando junto a los enormes c