CAPÍTULO 55
IKER
Los siguientes días avanzaron con tranquilidad. Danielita y yo nos hemos amado todos los días; cada día la amo más. Es la niña perfecta para mí, la adoro.
Hoy tenemos una reunión con mis primos: iremos a correr en motos. Lo habíamos organizado y el que pierda pagará la cena de todos en un restaurante de la plaza Paseo.
Nos encontramos en la carretera Mochis esperando a los demás, la idea es correr hasta la carretera de Topolobampo.
La veo caminar hacia mí, la tomo de la cintura y beso sus labios.
—Hablé con Alexis, ya casi llegan —le comento.
—Perfecto, le daremos la revancha. Esta vez le tocará pagar la apuesta.
Reímos divertidos.
Me dice que doña Lore me mandó saludos; le sonrío.
—Es una gran mujer, tu abuela.
Asiente con una suave sonrisa.
Danielita, cada que puede, se la pasa en casa de su mamá Lore. Casi siempre vamos juntos. La señora estaba feliz de ver a su nieta sonreír como antes, de que sus ojos volvieran a brillar. Una de esas veces que fuimos, me pidió que