—¿Tú? ¿Te casarás conmigo? —La incredulidad en la voz de Randall era palpable, como si esas palabras le costaran entenderlas.
Por un instante, el corazón de Bianca latió con fuerza, casi se sintió débil bajo el peso de la pregunta.
Una sensación de rechazo la envolvió, la duda la abrazó como una sombra oscura que la empujaba al abismo.
Luego, una oleada de humillación la hizo apretar los puños con tanta fuerza que las uñas casi se clavaron en su piel.
Su respiración se aceleró, y sintió cómo la rabia comenzaba a burbujear en su interior.
No podía permitir que él la viera vacilar.
Con esfuerzo, levantó la barbilla y sus ojos se llenaron de una dureza que no sentía desde hacía mucho.
Estaba decidida a no mostrar su vulnerabilidad.
—¡Pero, tengo condiciones! —sentenció, su voz, resonando con una autoridad que no estaba segura de tener.
No podía dejar que él pensara que estaba dispuesta a entregarse sin más. Ni él ni nadie.
Su mirada luchaba por ser fría, pero sabía que había algo en su in