POV de Cercei
Después del beso tan intenso y apasionado que compartimos anoche, el simple recuerdo hace que me sonroje de anticipación.
Lucian me contó todos los detalles. Resulta que Monsieur y Vienna recorrieron incansablemente cada rincón del mundo buscándonos. No puedo decir que me sorprenda, pero en el fondo, una parte de mí había querido creer que de verdad habían abandonado la persecución. Quizá solo me engañaba a mí misma. Al fin y al cabo, ellos fueron quienes nos arrojaron sin piedad a las calles empapadas por la lluvia.
Qué ingenua fui al pensar que la libertad estaba a nuestro alcance, que la redención era posible.
Los hombres que vimos en el café el otro día eran, como ahora sé, los secuaces de Monsieur. Esa revelación explicaba la extraña “emergencia” de Lucian aquel día. Además, él fue el artífice del ingenioso hackeo al sistema de cámaras.
—¿Por qué sentiste la necesidad de hackear las cámaras? Ya te habías ocupado físicamente de ellos —pregunté, sin entender del todo