POV de Vienna

—¿Es esta la mejor habitación que pudiste conseguir? —dije con un claro tono de desprecio. Mi vestidor en casa es más grande que este espacio; las sábanas distan mucho de ser de seda; las ventanas tienen un aire rústico y, para colmo, ¡están cubiertas con ese espantoso papel tapiz verde! No puedo evitar preguntarme, ¿quién vive aquí, Shrek?

—Cállate y entra de una vez —ladró el guardia, empujándome hacia adentro y cerrando la puerta con firmeza.

¡Qué detestable!

Por supuesto, mi plan calculado no sirvió de nada. Yo había anticipado ver a Cercei en cuanto cruzara esas puertas, pero en su lugar fue Lucian quien me dio la “bienvenida”. Todo el esfuerzo que invertí en esa actuación fue en vano. No creyó una sola palabra, ni siquiera parpadeó.

Y ahora me ha encerrado en esta miserable habitación. Bueno, supongo que no es un calabozo, ¿no? No soportaría un solo día entre prisioneros que seguramente jamás oyeron hablar de higiene dental, si esto fuera un calabozo de verdad.

Me