POV de Cercei
Estoy harta, completamente harta. Todos a mi alrededor han caído en un silencio extraño o se comportan con una incomodidad evidente. Se esfuerzan por callar, pero su actitud los delata: algo no anda bien. Incluso María, que suele ser tan tranquila, actúa raro.
Este no era el propósito por el que vine aquí, ni tiene que ver con mi misión. Cuando llamé a Vincent para pedir noticias de mi madre, no tenía nada que contarme. Además, los ancianos ya empiezan a sospechar de mi ausencia, pues nunca me vieron partir, y la tía Melanie sigue en la manada.
Y luego estaba ese ruido en el pasillo. Si no fuera porque todos se comportan de manera extraña y me evitan, lo habría descartado como un invento de mi mente.
No sé qué hacer con todo esto. Pensaba regresar a ese pasillo, pero otra vez terminé encerrada en mi habitación.
—Señorita, no tiene permitido salir de su… —empezó a decir el guardia apostado afuera en cuanto abrí la puerta. Crucé los brazos con frustración.
—Quiero ver a tu