DAFNE
Me quedé mirando el vestido de moda fetichista que había colgado en el marco de la cama, y el miedo me invadió. ¿Quién sabe cómo sería el dolor esta noche? ¿Quién sabe qué tendrá preparado el cruel Alfa para mí?
Incontables pensamientos recorrían mi mente. Los recuerdos del dolor que sentí la última vez que fui a verlo regresaron de golpe a mi cabeza, haciéndome temblar de pánico. ¿Tengo elección? No, no tengo ninguna.
Las cicatrices que quedaron marcadas en mis nalgas como resultado de la última azotaina que me dio aún eran visibles, aunque tal vez se desvanecerían con el tiempo; esta noche iba a añadir más.
Un pensamiento cruzó mi mente, y me encontré sonriendo. Tragando saliva con fuerza, respondí después de fingir una fuerte tos, lo bastante alta para que el guardaespaldas que estaba afuera la oyera.
—Por favor… dile al Alfa que estoy enferma.
—¿Señorita Knight, está bien? ¿Quiere que llame a la señora Dorothy o al doctor de la manada? —me respondió con brusquedad.
Mi corazó