Capítulo 96. La oscuridad desatada
Capítulo 96. La oscuridad desatada
El grito de Ian y Clara todavía me perforaba el pecho cuando vi a Martín abalanzarse sobre nosotros, los ojos encendidos en rabia, los colmillos al descubierto. En su mano brillaba un cuchillo, y por un instante sentí el filo rozándome la piel aunque todavía no me hubiera tocado. El aire se volvió frío, metálico, como si la casa hubiera dejado de ser un hogar para transformarse en una jaula de muerte.
Los niños estaban detrás de mí, temblando, con el rostro blanco como la cal. Ian trataba de cubrir a Clara con sus brazos, pero ambos eran demasiado pequeños. No había nada que pudiera protegerlos… excepto yo.
—¡Atrás! —les ordené con un hilo de voz, empujándolos con el brazo para cubrirlos con mi cuerpo.
Martín se echó a reír, una risa ronca y gutural que no se parecía a nada humano.
—¿De verdad piensas detenerme así? —su voz se mezclaba con un gruñido animal—. Ni siquiera eres capaz de transformarte. Eres débil, Aylin. Siempre lo fuiste.
Noté