Capítulo 11. Señales del destino.
Capítulo 11. Señales del destino
Llevo un par de días despertándome con una sensación extraña, no creo que sean simples sueños; más bien parecen recuerdos de una vida pasada.
En cuanto cierro los ojos, aparecen lobos blancos con motas negras brillantes en un bosque que no conozco, corriendo bajo la nieve. Puedo sentir el frío como si estuviera allí de verdad, puedo escuchar todos los sonidos del bosque con claridad, pero cuando trato de acercarme, las imágenes cambian.
Lo extraño es que a veces esas escenas no son del todo naturales. Veo lugares que parecen de otra época: casas de madera con techos bajos, gente vestida con ropas antiguas, mujeres que llevan collares con piedras azules. Y siempre, en algún rincón de la visión, hay un lobo blanco que me mira como si esperara algo de mí. Por eso mismo estoy segura de que tienen que tratarse de algún tipo de recuerdo.
La primera vez pensé que eran cosas de mi cabeza, una mezcla rara de lo que Iría me dijo y de mi imaginación. Pero ya