Serena sintió su pecho latir con fuerza al ver entrar otra llamada.
“Dominic llamando”
Ella suspiró y pensó que era mejor atender, tenía la impresión de que él no pararía hasta que lo hiciera.
—Hola— dijo la voz grave pero suave al otro lado.
—¿Por qué estás llamando a esta hora?— preguntó ella nerviosa y ansiosa.
—No podía dejar de pensar en ti y eso debe haberme costado algunos miles de dólares, ¿debo responsabilizarte y hacer que pagues por eso?—
—¿Q-qué? ¿De qué estás hablando? ¿Crees que soy alguna adolescente para caer en esa conversación? Y no puedes llamarme a la hora que se te dé la gana—
—Ah sí, es verdad, eres una mujer casada, me había olvidado de eso. Pero si atendiste es porque tu marido ciertamente no está cerca—
Serena se levantó de la cama. —¿Te parece divertido? ¿Llamar, chantajear y salir con una mujer casada?—
—¿Chantajear? No recuerdo haber hecho eso—
—Entonces deja de llamarme y no me busques más—
—Eso va a ser un poco complicado porque estoy aquí afuera esperá