17. Cambio de propiedad
Ese día tardó más de lo normal bajo la falsa lluvia, limpiando su piel y ahogando sus recuerdos en saladas lágrimas invisibles.
Se había despertado así, con ese sabor amargo y con un veneno corriendo por sus venas, la oscuridad de los recuerdos de lo que vivió esa primera vez, su maldita presentación.
Sentía sus miradas a pesar de estar sola, y es que el recuerdo de como todos miraron hacia ella, notando el cambio en ese rostro angelical, la falta de brillo en sus ojos, y su cabello, todos se fijaron también el su cabello, el cambio más notorio.
Acarició su larga melena con una pizca de nostalgia, otra diferencia que se iba a marcar esa noche, aunque la más destacada sería su acompañante.
La imagen de Héctor caminando hasta pararse al final de la escalera. Esos ojos oscuros penetrando su alma con intención de corromperla, creando miedo donde ella quería mostrar seguridad.
«Buenas noches, mi señor » saludó la pequeña con una voz suave y con la mirada en el piso.
« Regina...» odiaba oír