35. Pesadillas
Héctor llevaba tiempo sin dormir pero finalmente lo había hecho, lo malo es que el cerrar los ojos y descansar era algo casi imposible para su sucia conciencia.
«Monstruo»
Otra vez era esa voz que lo atormentaba aún estando despierto, esa voz rota y cansada, esa que varias veces le suplicó que se alejara de todo, esa voz que tanto le dolía.
— Mary¿ Por qué te enojas conmigo? Él iba a matarte — gritó ya estando en la sala.
— He criado a un monstruo...— repetía la mujer haciéndose bolita mientras veía el charco de sangre que había formado en su cuarto, justo bajo su esposo.
— No soy un monstruo... No soy un monstruo, Mary...— se limpió la sangre que tenía en las manos — Solo hice lo que debía...
—¿ Ésto debías hacer?— gritó la mujer parándose frente a Héctor.
— Tenía que elegir entre matarme a mí por ser débil y no poder ver cómo ese maldito te golpeaba, o matarlo — miró a su hermana quien había asomado desde la puerta de su cuarto.
— Me has dejado viuda y has dejado a tu hermana huérfa