34. Mi esposa
El día pasó de largo con Selena instalándose en su cuarto, la casa en completo silencio, Regina dormida y Héctor todavía trabajando.
— Señor...— entró Ivi tocando a la puerta.
—¿ Qué quieres?...— preguntó sin si quiera mirarla, era lo normal, Héctor casi nunca la miraba.
— Bueno, Martha me mandó a preguntar si quería algo en especial para la cena...— mentía.
— No es un día especial...— respondió firmando unos papeles.
— Su hermana ha llegado y...
— He dicho que nada en especial...— dijo levantando la mirada para encontrarse con los ojos inocentes de la pequeña.
— Bien...— dijo y se destinó a salir.
— Ivi...— Héctor la detuvo.
—¿ Sí?...
— Procura no encontrarte con Selena...
Eso sonó más a una advertencia que a una orden.
— Claro, señor...
Se retiró y volvió al lado del jardín en el que se había quedado desde la mañana trás la discusión con su hermano.
Se sentó en el césped, respiró hondo y miró el hermoso tiempo que hacía.
— Lo siento, sé que soy una idiota...— dijo para sí misma — Lo