REY DE OROS Una niña perfecta.
REY DE OROS Epílogo.
Siete meses después
Alaric y Costanza comenzaron a prepararse para la llegada del bebé. La casa estaba llena de cajas, y juguetes por todas partes. Había un caos delicioso: peluches en el sofá, cajas de pañales apilados en la mesa del comedor, y una montaña de ropa que parecía multiplicarse sola.
Costanza caminaba con paso lento, una mano en la espalda y otra sujetando una lista interminable de cosas por comprar. Su pancita ya era un monumento, y aun así, se negaba a quedarse quieta.
—Amor, no deberías estar cargando eso —dijo Alaric, quitándole de las manos una caja con baberos.
—Si me detengo, no terminaremos nunca —replicó ella, empujándole suavemente con la cadera—. Además, ¿quién va a organizar todo si tú te pasas veinte minutos leyendo el manual del calienta biberones?
—No es cualquier calienta biberones —respondió Alaric, fingiendo solemnidad—. Es tecnología avanzada alemana. ¡Tiene tres modos de temperatura, temporizador y hasta función nocturna!
—Sí, l