REY DE OROS. CAPÍTULO 32. Críticas irrelevantes
REY DE OROS. CAPÍTULO 32. Críticas irrelevantes
El evento avanzaba con tanta luz, música y discursos que cualquiera habría jurado que se trataba de una entrega de premios y no de un lanzamiento empresarial. Pero para Alaric, lo más importante no era el nuevo producto, ni los gráficos proyectados en pantallas gigantes, ni siquiera la lista interminable de invitados influyentes. Lo que más disfrutaba esa noche era caminar de la mano de Costanza, presentándola como si se tratara de su mayor logro.
—Señores, mi esposa, Costanza Thorne —decía con orgullo, sin importarle si eran inversionistas, periodistas o competidores disfrazados de amigos.
Costanza, por su parte, saludaba con una sonrisa amable, aunque por dentro le parecía divertidísimo que todos los presentes la miraran como si fuese la atracción principal del evento. Algunos la observaban con curiosidad, otros con incredulidad, y no faltaban los que murmuraban a sus espaldas. Ella sonreía con toda la actitud, aunque por dentro pensab