REY DE OROS. CAPÍTULO 24. Chiquita
REY DE OROS. CAPÍTULO 24. Chiquita
—¡Eso me encanta! —sonrió Costanza y enterró la nariz en el cuello de Alaric, aspirando aquel aroma delicioso a madera y a bosque de noche—. ¡Uff, qué rico hueles! Me gusta mucho. Dan ganas de comerte.
Alaric puso los ojos en blanco pero definitivamente no iba a protestar por eso.
—Para ti todo es un espectáculo ¿verdad? —sonrió mientras la sentaba cuidadosamente en la barra. Sus pies colgaban y ella no podía evitar balancearse, girando un pie en el aire—. Me encanta tenerte aquí.
—Y a mí me gusta estar aquí. Tu cocina es… increíble —dijo Costanza, mirando a su alrededor como si estuviera explorando un museo de electrodomésticos y luces cálidas—. Todo es tan grande, tan limpio… y tú, perdido entre ollas y sartenes, ¡qué sexy te ves!
Alaric soltó una carcajada.
—Ni idea de dónde está nada, pero… al menos te encuentro a ti —dijo, inclinándose un poco para rozarle la mejilla con los labios con un gesto breve—. Eso es lo único que importa.
Ella rió y le