REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 10. Desde un palco en el club
REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 10. Desde un palco en el club
La cena, increíblemente, terminó mejor de lo que Tristan había imaginado, al menos en apariencia. Kobayashi resultó ser un hombre tan encantador como calculador. Hablaron de números, rutas comerciales, estrategias, y cada tanto el japonés lanzaba una broma o un comentario ingenioso que relajaba el ambiente. Tristan, a pesar del malestar que le hervía por dentro, mantuvo su sonrisa profesional y asintió donde debía.
Y por desgracia no encontró la forma de escabullirse del trato. El precontrato ya estaba firmado, y aunque en otro contexto habría estado satisfecho de cerrar un negocio con alguien tan influyente, aquella noche se sentía más como un castigo.
Finalmente Kobayashi levantó su copa de vino y brindó con un gesto jovial.
—Estoy encantado de hacer negocios contigo, Tristan —dijo con tono grave, pronunciando su nombre con un acento casi perfecto—. Eres un hombre directo, me gusta eso.
—El gusto es mío —respondió Tristan, for