JOKER. CAPÍTULO 11. Una curiosidad extraña
JOKER. CAPÍTULO 11. Una curiosidad extraña
Akira se quedó un momento en silencio antes de continuar, como si estuviera ordenando ideas que no solía poner en palabras. No parecía incómodo; más bien estaba concentrado, con esa expresión seria que Sakura empezaba a reconocer como señal de que hablaba desde un lugar más profundo que la ironía habitual. Apoyó la espalda en la silla y cruzó los brazos, mirando un punto indeterminado del suelo.
—Los samuráis crecían con la muerte encima —dijo al fin—. Literalmente. Desde que nacían sabían que podían no llegar a viejos, ni siquiera a adultos de mediana edad. Por eso los patriarcas no podían permitirse pensar solo en un heredero.
Sakura se acomodó en su asiento, apoyando los codos en la mesa, completamente atenta. No tomó notas; sabía que aquello no estaba en los libros.
—Elegían registrar en silencio a los hijos ilegítimos —continuó Akira—. Los de las concubinas. No se anunciaban, no se mostraban, no se presumían. Pero se les entrenaba igual.