CAPÍTULO 46. Cena y espectáculo
CAPÍTULO 46. Cena y espectáculo
Rowan observó a Ulises desde su silla de ruedas, con la barbilla en alto y la mirada firme. Sus ojos recorrían lentamente el rostro de cada miembro de la junta, como si quisiera grabarse en la memoria quiénes se habían atrevido a seguirle el juego a Ottavio en esa reunión sin su autorización. El silencio en la sala era denso, como si el aire se hubiera detenido a la espera de lo inevitable.
—La junta se suspende —dijo de pronto, y su voz fue seca y sin rodeos.
Un murmullo apenas contenido cruzó entre los presentes, pero nadie se atrevió a contradecirlo.
—Y si alguno de ustedes quiere votar para destituirme —continuó sonriendo de medio lado con un toque de sarcasmo—, que sea en una reunión formal de accionistas como corresponde. Yo mismo la convocaré, pero por el momento, es mejor que se vayan a casa.
El tono de su voz no admitía discusión. Nadie se levantó de golpe ni alzó la voz, solo comenzaron a recoger sus papeles, mirándose unos a otros con incomo