CAPÍTULO 50. Agradecimiento y desesperación
CAPÍTULO 50. Agradecimiento y desesperación
Rowan no apartaba la mirada de Raven. Había algo en su expresión que mezclaba asombro con orgullo. Era como si estuviera viendo, por primera vez, a su esposa en todo su esplendor. Una mujer fuerte, decidida, que no solo se defendía a sí misma, sino que tomaba el control como si hubiera nacido para ello.
Después de unos minutos, el joyero levantó la vista y asintió con gravedad.
—Todas las piezas son auténticas —confirmó—. Y sí, coinciden con los registros que me entregó la señora. Incluso los números de serie grabados en los diamantes corresponden, por suerte ninguno fue sustituido por un diamante falso.
Y aquel “por suerte” hacía evidente que creía los culpables capaces de esa atrocidad y más.
Un suspiro de alivio casi imperceptible escapó de entre los labios de Raven, y asintió con serenidad, como quien sabe que todo está yendo exactamente según lo planeado.
—Perfecto —dijo—. Entonces, licenciado Vélez, ¿podría por favor redactar la cesión